viernes, 8 de noviembre de 2013

Salvador Olivares, hombre luchador

  
Salvador Olivares Duarte.

 Por Adyanis Castillo Licea. adyanis@gritodebaire.icrt.cu 

Salvador Olivares Duarte nunca imaginó que su nombre quedaría perpetuado en la historia. Cómo pensarlo si el lugar en donde fue destacada su labor, para 1950, era un pequeño caserío, casi perdido en la geografía cubana.

Entre montañas creció, desde el 6 de agosto de 1914 la cierra descubrió su presencia. Primero en una zona llamada Blaza perteneciente a Maffo, antigua provincia de Oriente, luego vivió en Arroyo Jiguaní, Matías, Guisa y Monjará.

Bajo la pobreza él y sus cuatro hermanos conocieron la vida, mas, el ambiente que siempre los rodeó fue de respeto, disciplina e ideas revolucionarias, todo ello heredado de sus padres, los campesinos Miguel Olivares y María Duarte.

Un hombre ordenado, sencillo, observador, sin estudios, que le gustaban las fiestas, tocar el tres y bailar.  Lo acompañó siempre la alegría, aun cuando en el tiempo que le tocó vivir, las personas que como él, desprotegidas por Don dinero, desconocían el significado de esta palabra.

En 1950 radica en Mogote, una comunidad cercana al río que lleva este mismo nombre junto a su esposa  Felicidad Morales Suárez y a sus dos hijas.

Una  casa de yagua y guano amparó a la pequeña familia, eran tiempos difíciles y el trabajo como arriero era su sustento.

En su sangre corrió el odio hacia las injusticias y la miseria que vivió parte de la población cubana y en medio de su trabajo como arriero junto a Rogelio Ramos colaboró con el Ejército Rebelde llevando mercancías hasta la Sierra Maestra.Más adelante se incorporó a un destacamento rebelde, afiliándose al Movimiento 26 de julio.

Por largos períodos de tiempo se ausentaba de su hogar, y cuando regresaba su físico era irreconocible por su esposa, pero un día de abril, el 16, de 1958 salió al combate del Platanal de Matías y una traición de Niño Moreno impidió que Salvador regresara a su casa nuevamente, dejando a sus dos hijas con tan solo 2 y 5 años de edad.

Fue torturado, asesinado, junto a otros compañeros y enterrado en una fosa común por lo que sus restos nunca fueron encontrados. Curioso resulta que quien los delató aún vive, sin embargo se desconoce aún el lugar de sepultura de estos combatientes.

Al morir Salvador Olivares Duarte tenía solo 44 años, ¿cuánto más hubiese podido hacer este hombre que desde su pedazo de Cuba, dejó su huella en la escuela primaria, las entidades y organizaciones que llevan su nombre?           

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